viernes, 24 de septiembre de 2010

El bálsamo de Galaad


La referencia original proviene del profeta hebreo: "¿No hay bálsamo en Galaad? ¿No quedan allí médicos? Entonces, ¿por qué no llega el remedio para la hija de mi pueblo?" De este lamento del viejo Jeremías (8:22) nace la letra de uno de los más famosos espirituales negros, "There is a Balm in Gilead":

"There is a balm in Gilead
To make the wounded whole
There is a balm in Gilead
To healh the sin-sick soul."

[fragmento]

"Existe un bálsamo en Galaad
que a los heridos restaura
Existe un bálsamo en Galaad
que el alma pecadora sana."

[traducción propia]

"The Balm in Gilead" es también el nombre de una iniciativa de grupos interreligiosos afroamericanos, luego extendidos a africanos, que desarrolla programas educativos para la prevención de enfermedades, muy destacadamente el VIH/SIDA. Entre quienes más ha colaborado con esta organización se encuentra la soprano Jessye Norman, que al igual que otras cantantes afroamericanas dio sus primeros pasos en el coro de su iglesia local. Sabemos que el compromiso de Norman con el VIH no se limita al ámbito de la fe cristiana (fue patrona de la Fundación Elton John para el SIDA) aunque desconocemos hasta qué punto comparte la asociación entre VIH, caída y redención que parece derivarse de esta elección nominal.

En todo caso, de la canción tradicional pueden escucharse infinidad de versiones en la red, pero ninguna como este entrañable youtube a partir de una vieja grabación televisiva del legendario (y denostado por los puristas del gospel) concierto de Jessye Norman con la también soprano Kathleen Battle, acompañadas por una orquesta y coros innominados, todos ellos dirigidos por James Levine (al que por cierto deseamos desde aquí pronta recuperación de sus problemas de salud).

Sobre si el SIDA es o no es un castigo de Dios a los pecadores (¿es la polio un castigo de Dios a los niños?) sirvan de reflexión estas otras palabras del tremebundo hijo de Hilcías (Jeremías 5:32):

"Los profetas profetizaron con mentiras,
y los sacerdotes lo dispusieron a su antojo.
Mas mi pueblo lo prefiere así:
¿Dónde iréis a parar?"

miércoles, 15 de septiembre de 2010

Homenaje a una criatura del espacio exterior

"King Arthur" es una obra teatral musicada del británico Henry Purcell que no ha tenido tanta fortuna como la bien conocida "Dido & Aeneas" o que incluso la majestuosa, valga el adjetivo, "The Fairy Queen". Catalogada como semi-ópera, es un retablo de escenas no demasiado conexas entre sí en el que en realidad los personajes principales hablan más que cantan, y son sus trasuntos alegóricos los que se reservan las arias de lucimiento.

Una de esas arias es la primera del "Cold Genius", en el tercer acto: Cupido hace despertar al espíritu del invierno, el genio helado, al que gracias a sus palabras convence del poder del amor. Originalmente compuesta para voz de bajo, hoy es común que la interpreten contratenores en la estela de quien la popularizó, Klaus Nomi.

Personaje singular primero de la escena berlinesa y posteriormente de la neoyorquina, Nomi, cuyas cuerdas vocales alcanzaban un agudo de alto voltaje, vertió su mejor saber en esa "Cold Song", que en youtube cuenta con numerosas reproducciones, sea para disfrutar el audio o de una grabación de época.

Nomi falleció de complicaciones derivadas del SIDA en 1983, muy temprano en la historia de la pandemia. Antes, nos regaló actuaciones memorables como corista de David Bowie, o bien en solitario, interpretando sus imposibles canciones pop, nuevos arreglos de Purcell ("Dido's Lament") o una entre hilarante y conmovedora versión del "Mon coeur s'ouvre à ta voix" de "Samson et Dalila" de Saint-Saëns.

Su exuberancia artística era de tal que su influencia se ha expandido hasta nuestros días. En 2004, el director Andrew Horn montaría el documental "The Nomi Song", un tributo y para muchos un redescubrimiento. Desde entonces se han recreado espectáculos con sus canciones innovadoras y se han diseñado colecciones de moda inspiradas en sus rompedoras indumentarias. También en 2004, la enfant térrible de la música contempránea Olga Neuwirth compuso "Hommage à Klaus Nomi", un simpático pasticcio de los más variados estilos para orquesta de cámara y contratenor.

Aquí dejaremos que sean los versos de John Dryden, el libretista de "King Arthur", en boca del genio helado los que rindan nuestro particular homenaje a quien gustaba presentarse como una criatura del espacio exterior venida para salvar a la raza humana de su estulticia:

"What Power art thou, who from below,
Hast made me Rise, unwillingly, and slow,
From Beds of Everlasting Snow!
See'st thou not how stiff, and wondrous old,
Far unfit to bear the bitter Cold,
I can scarcely move, or draw my Breath;
Let me, let me, Freeze again to Death."

"¿Qué poder posees tú como para lograr
Que desde lo profundo me alce despacio y a mi pesar
De lechos de nieve que por siempre han de perdurar?
¿Acaso no ves que entumecido y viejo hasta maravillar
Mal pertrechado para el implacable frío soportar
Apenas puedo moverme o atino a respirar?
¡Déjame, hasta morir, de nuevo congelar!"

[traducción propia]